Si la vida te da limones... ¡haz limonada! Y eso fue lo que hice, una riquísima y refrescante limonada.
Si la vida te da limones... pide sal y tequila. Es otra opción a tener en cuenta ;D
Si la vida te da limones... haz una rica mermelada y disfrutarás de unos deliciosos desayunos
De cuanto nos da la vida, siempre hay que quedarse con lo mejor, darle la vuelta a lo aparentemente negativo para ver el lado positivo. Ser creativos, buscar nuevas salidas y encontrarle provecho a todo.
Es una suerte cuando nos caen naranjas, pero también cuando son limones y si no, poner en práctica esta receta y ya me contaréis.
Hace unos meses, me regalaron una cesta llena de naranjas y limones. Las primeras se gastaron enseguida y después de hacer varias recetas con limones, como aún me quedaban y no quería desaprovecharlos, pensé hacerlos en memerlada. Como no había hecho antes ninguna con cítricos, busqué en los blogs de cocina y dado que esta es una de las recetas que más se repite, me decidí por ella.
Es una suerte cuando nos caen naranjas, pero también cuando son limones y si no, poner en práctica esta receta y ya me contaréis.
Hace unos meses, me regalaron una cesta llena de naranjas y limones. Las primeras se gastaron enseguida y después de hacer varias recetas con limones, como aún me quedaban y no quería desaprovecharlos, pensé hacerlos en memerlada. Como no había hecho antes ninguna con cítricos, busqué en los blogs de cocina y dado que esta es una de las recetas que más se repite, me decidí por ella.
Con tanta cantidad de azúcar (en otras mermeladas yo suelo poner medio kg de azúcar por kilo de pulpa) es difícil que amargue, pero parece ser por lo que he leído que la diferencia está en la pizca de sal que se le añade.
Por mi cuenta le puse un poco de vainilla y me ha gustado el toque que le da, pero eso va en gusto y podéis prescindir de ella.
INGREDIENTES:
- Limones
- Azúcar
- Vainilla
- Sal
ELABORACIÓN:
Partimos los limones en cuartos y los cubrimos con agua fría.
Los dejamos sumergidos durante 3 días, cambiándoles el agua dos veces al día
Pasados los tres días, separamos la pulpa de la cáscara, reservando unas cuantas cáscaras, de las que sacaremos tiras finas, ayudándonos de un pelador para evitar la parte blanca.
Pesamos la pulpa y la ponemos en una cacerola con la misma cantidad de azúcar, una pizca de sal (como media cucharadita rasa) , las tiras finas del limón y media cucharadita de extracto de vainilla o una vaina abierta por la mitad con sus semillas o una cucharada sopera de azúcar avainillado (es opcional, pero muy recomendable por el sabor tan rico que aporta a la mermelada).
Ponemos a fuego medio, removiendo con frecuencia para evitar que se pegue, por espacio de 30 minutos aproximadamente.
Para saber si está en su punto, cogemos un poco de la mermelada, la depositamos en un plato y volcamos un poco este, si escurre pero queda pegada, sin caerse, es señal de que está hecha.
Hay que tener en cuenta que espesa a medida que se enfría, por eso si vemos que nos ha quedado más espesa de la cuenta, podemos añadirle un poco de agua, removiendo bien. Yo se la tuve que añadir, porque me gusta un poco más ligera.
Podéis ver el proceso de embotado AQUÍ
Es una mermelada deliciosa, nada amarga (aunque hay que tener en cuenta que se trata de un cítrico) Esta muy rica sobre una tostada caliente y exquisita mezclada con yogur natural. Ideal para relleno de bizcochos, tartas o galletas o para preparaciones agridulces.