lunes, 28 de octubre de 2013

Quiche de cebolla y tomates de ristra





Como bien sabréis ( y si no es así,  trato de explicároslo) la quiche es un tipo de tarta salada, derivada de la cocina francesa (quiche lorraine) que se elabora principalmente con huevos batidos y crema de leche fresca y espesa, a la que con el tiempo se le han ido añadiendo otros ingredientes: queso rallado (pasándose a denominar  quiche vosgienne, de la región francesa de los Vosgos), tiras de panceta o jamón, cebollas pochadas o fritas ( quiche alsacienne, típico de la región de Alsacia). La variante popular dentro de la cocina francesa es la denominada tarte tourangelle que incluye en su elaboración panceta ahumada y rillettes
También están muy extendidas otras variantes como la  quiche mediterránea, que incorpora hortalizas propias de la cocina mediterránea:  Pimientos, calabacín, chmapiñones, puerro, tomates ( provençale ),  espinacas (quiche florentine).

Después de lo dicho, esta receta la encuadraría dentro de las variantes de quiches mediterraneas, aunque mi propósito no era otro que el de hacer una quiche con los riquísimos tomates de ristra que me traje este verano de Castellón y como la cebolla me encanta, pues le añadí una buena cantidad. El resultado fue un escándalo de rica, riquísima



INGREDIENTES:

  • 1 lámina de masa quebrada
  • 3 cebollas
  • 8 tomates de ristra
  • 1 bola de mozzarella
  • orégano
  • 2 huevos
  • 1 yogurt griego natural (125 gr)
  • 1 cda de aceite de oliva virgen extra 








ELABORACIÓN:


Cortamos las cebollas en juliana fina y las pochamos a fuego lento con una cucharada de aceite de oliva. Las salamos. Reservamos.

Precalentamos el horno a 200 º, con calor arriba y abajo.

Untamos el molde con un poquito de aceite o mantequilla y amoldamos la masa quebrada a él. En este punto podemos hacer el adorno que más nos apetezca con los restos de masa, en este caso he hecho un trenzado.
Pinchamos el fondo con  un tenedor, cubrimos con el papel vegetal donde viene la masa y esparcimos por encima unos garbanzos (los guardamos para otras quichés) o unas bolitas de cerámica que venden para darles este uso.

Horneamos ( a ciegas, se denomina) durante 15 minutos.

Mientras tanto vamos cortando los tomates. En este caso he utilizado tomates de ristra, que están riquísimos, pero podéis utilizar tomates cherry o un buen tomate.

Batimos los huevos y el yogur y les añadimos una pizca de sal. Yo utilizo el yogur porque me gusta más que la nata y porque tiene menos grasa, pero si preferís la nata tan solo tenéis que sustituir este por 200 ml de nata.

Una vez que hayamos horneado la masa, retiramos los garbanzos y el papel vegetal y rellenamos con la cebolla pochada, vertemos el batido de huevos y yogur y repartimos los tomates y espolvoreamos con orégano por encima de ellos. Cortamos la mozzarella a pellizcos y la repartimos por toda la quiché.

Horneamos a 180º, con calor arriba y abajo, durante 20 o 25 minutos.





NOTAS:

El tipo de tomate que he utilizado se denomina "de ristra"

El tomate de ristra es la variedad de tomate que más aguanta fuera de la nevera, se cultiva todo el año. Tiene mucho sabor y es ideal para untar en pan. Procede de Castellón, de donde es autóctono. Tienen un alto contenido de vitamina C y E por lo que son un gran antioxidante, reduce el riesgo de cáncer y es beneficioso para el corazón. Se cosen  en ristras (de ahí su nombre) y se conservan colgados en el lugar más fresco y seco, se conserva durante varios meses.

Como ya he comentado,  me he acostumbrado a prescindir de la nata y utilizar yogurt en este tipo de preparaciones, además de restar grasas y calorías, me gusta su sabor y textura.
También se puede sustituir la nata por leche evaporada, con solo un 8% de materia grasa.

Si en lugar de ponerle orégano, ponemos albahaca el sabor también quedará espectacular.



lunes, 21 de octubre de 2013

Miguelitos



 Seguro que a much@s de vosotros os pasa como a mi, que cuando voy al supermercado cargo con un montón de masa de hojaldre, quebrada... y las congelo. Me resuelven muchos postres y preparaciones saladas, además son un perfecto aliado para esas invitaciones de última hora.

Camino de la playa, hemos de pasar por La Roda  , donde solemos hacer una parada. Pues ahí están los tentadores Miguelitos con su buena pinta, buscando un alma golosa que quiera llevárselos a casa y no dejar ni uno solo. Son riquísimos.
Tenía muchas ganas de hacerlos en casa y ,aprovechando la deliciosa crema pastelera  que hace unas entradas os enseñé,  me animé a prepararlos.

No voy a decir cuales están mejor... mejor no entrar en tema de comparaciones jajajaja , pero estos están riquísimos, crujientes Mmmmmmmmmmm Exquisitos. Juzgad vosotr@s mismos su buen aspecto.

Es un postre  fácil y rápido de hacer, que sin duda merece la pena disfrutar.


INGREDIENTES:

  • 1 lámina de hojaldre
  • crema pastelera (la receta AQUÍ)
  • azúcar glass  





 ELABORACIÓN:

Para mis preparaciones con hojaldre suelo utilizar el de la marca que venden en el Lidl, porque es el que más me gusta por calidad y precio.

Precalentamos el horno a 200º con calor arriba y abajo.

Extendemos el hojaldre sobre el mismo papel en el que viene envuelto. Con un cuchillo bien afilado, cortamos la masa de hojaldre en rectángulos; a mi me han salido 15 rectángulos.
Los separamos un poco y depositamos sobre la bandeja del horno.
Hasta que el horno alcance la temperatura es importante que el hojaldre se mantenga en el frigorífico, sobre todo en verano.

Horneamos a 200º , en la zona central del horno, durante 15 minutos.

Dejamos enfríar sobre una rejilla. Y una vez fríos, los abrimos por la mitad con un cuchillo de sierra.

Rellenamos con la crema pastelera ya fría o templada

Espolvoreamos con abundante azúcar glass. 

Mantenemos en el frigorífico hasta la hora de consumir, ya que la crema lleva huevo.


 




lunes, 14 de octubre de 2013

Ricciarelle con tomates y anchoas



Por su forma y tamaño, hay pastas que casan mejor si se acompañan con una salsa que se adapte a ellas y potencie su sabor. De este modo: Para las pastas largas (tallarines, espaguetis, cintas): salsa de tomate o apenas especiada (napolitana), salteados de marisco (fruti di mare), salsa alioglio (ajo y aceite), carbonara ligera con nata y huevo ,o salsa pesto. Para las pastas tubulares (macarrones, plumas): opciones más contundentes, como salsa boloñesa, salsa carbonara con tocineta, salsa funghi, salteados con tocineta, bacón o salchichas con salsa de tomate o con bechamel. Para las formas grandes (conchas, regatones): potajes como la escudilla o salsa con verduras. También se pueden rellenar con foie o con setas y luego servir con una sala ligera o como guarnición. Para las formas pequeñas (fideos, estrellas): lo mejor es elaborar con ellas sopas, caldos y fideua.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/1753269/0/pasta/mitos/engorda/#xtor=AD-15&xts=467263
La pasta es uno de los alimentos preferidos de mayores y pequeños en España (y medio mundo). Puede encontrarse en cualquier restaurante y es muy fácil de preparar en casa. Y como ocurre cuando algo es tan popular, se trata de un alimento lleno de mitos y leyendas nutricionales que desde Consumer se encargan de aclarar. ¿La pasta engorda? Buena parte de la población cree que la pasta engorda. Nada más lejos de la realidad. El más reciente consenso de prevención y tratamiento de la obesidad, firmado por once sociedades españolas de nutrición, revisó a fondo esta cuestión y llegó a la conclusión de que las dietas con mayor contenido de carbohidratos complejos (como los contenidos en la pasta) se asocian con un menor peso corporal. Es más, aconseja incluir una importante presencia de carbohidratos para prevenir la obesidad. El contenido de carbohidratos complejos en la pasta seca asciende a casi el 75% de su peso, de ahí su importancia en toda dieta sana, sobre todo si se trata de pasta integral. ¿Es mejor comerla a mediodía o para cenar? Es fácil encontrar información que señala que los carbohidratos ingeridos por la noche aumentan la ganancia de peso, pero se trata de una creencia sin sostén científico. Ninguna guía dietética de referencia hace alusión (por falta de plausibilidad argumental) al momento en que debe ingerirse un alimento. ¿Cuál es el modo correcto de cocer la pasta? La cocción de la pasta es un detalle al que, en ocasiones, no se le presta la atención necesaria. Para asegurarse de hacerlo bien, conviene seguir siempre las indicaciones del fabricante. Y es que el modo en el que se cocine la pasta influye en que esta sea fuente de energía lenta o todo lo contrario, que se convierta en un alimento rico en azúcares de fácil y rápida asimilación. Esto último explica que al poco tiempo de su consumo se vuelva a tener hambre. Para que la pasta sea una fuente excelente de hidratos de carbono complejos de absorción lenta ha de quedar cocida "al dente", es decir, cocida por fuera y semicruda en su interior. El modo apropiado de cocer la pasta es calentar un litro de agua con un chorrito de aceite por cada 100 gramos de pasta. En cuanto rompe a hervir el agua, se añade un puñado de sal y la pasta. Después se remueve de vez en cuando para lograr que quede suelta. Para saber si ha alcanzado este punto, se puede sacar de la cazuela un macarrón o un espagueti, partirlo por la mitad y comprobar si el interior queda algo cruda (de color diferente). En ese momento se retira del fuego y se escurre. ¿Es malo cocerla mucho? Hervir mucho la pasta hace que sus nutrientes se diluyan (por su mayor retención de agua). Por otra parte, una cocción más prolongada hace que sea más digerible (algo muy interesante para las pastas integrales en personas no habituadas a tomar mucha fibra) y existe la preocupación de que ello pueda generar más obesidad, debido a la mayor rapidez de absorción de sus carbohidratos. No obstante, el consenso de obesidad antes detallado señaló que no existen evidencias que permitan afirmar que la carga glucémica de la dieta se asocie a un incremento del peso corporal en adultos. Otras dudas a la hora de cocinarla La forma de la pasta, ¿es sólo cuestión de estética? La forma de la pasta no es casual: en función de ella, se presta mejor a unas u otras preparaciones y rinde más en cada una de ellas. Las de menor tamaño (fideos, lluvia, estrellitas...) se utilizan, por lo general, en sopas. Las cintas largas (espagueti o tallarines) o las hebras dan mejor resultado con salsas cremosas. La pasta tubular (macarrones, plumas...) gracias a su hueco interior almacena la salsa con la que se condimenta y "despierta" los paladares más exigentes. Las formas más extravagantes es mejor utilizarlas para ensaladas de pasta. Algunas de las formas son lo bastante grandes (conchas o gigantones) como para ser rellenadas y horneadas. Cuantas más curvas y más recovecos tenga la pasta, mejor combinará con preparaciones que incorporen trozos de carne, pescado o verduras. ¿Qué salsas van mejor con cada tipo de pasta? Por su forma y tamaño, hay pastas que casan mejor si se acompañan con una salsa que se adapte a ellas y potencie su sabor. De este modo: Para las pastas largas (tallarines, espaguetis, cintas): salsa de tomate o apenas especiada (napolitana), salteados de marisco (fruti di mare), salsa alioglio (ajo y aceite), carbonara ligera con nata y huevo ,o salsa pesto. Para las pastas tubulares (macarrones, plumas): opciones más contundentes, como salsa boloñesa, salsa carbonara con tocineta, salsa funghi, salteados con tocineta, bacón o salchichas con salsa de tomate o con bechamel. Para las formas grandes (conchas, regatones): potajes como la escudilla o salsa con verduras. También se pueden rellenar con foie o con setas y luego servir con una sala ligera o como guarnición. Para las formas pequeñas (fideos, estrellas): lo mejor es elaborar con ellas sopas, caldos y fideua.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/1753269/0/pasta/mitos/engorda/#xtor=AD-15&xts=467263
La pasta es uno de los alimentos preferidos de mayores y pequeños en España (y medio mundo). Puede encontrarse en cualquier restaurante y es muy fácil de preparar en casa. Y como ocurre cuando algo es tan popular, se trata de un alimento lleno de mitos y leyendas nutricionales que desde Consumer se encargan de aclarar. ¿La pasta engorda? Buena parte de la población cree que la pasta engorda. Nada más lejos de la realidad. El más reciente consenso de prevención y tratamiento de la obesidad, firmado por once sociedades españolas de nutrición, revisó a fondo esta cuestión y llegó a la conclusión de que las dietas con mayor contenido de carbohidratos complejos (como los contenidos en la pasta) se asocian con un menor peso corporal. Es más, aconseja incluir una importante presencia de carbohidratos para prevenir la obesidad. El contenido de carbohidratos complejos en la pasta seca asciende a casi el 75% de su peso, de ahí su importancia en toda dieta sana, sobre todo si se trata de pasta integral. ¿Es mejor comerla a mediodía o para cenar? Es fácil encontrar información que señala que los carbohidratos ingeridos por la noche aumentan la ganancia de peso, pero se trata de una creencia sin sostén científico. Ninguna guía dietética de referencia hace alusión (por falta de plausibilidad argumental) al momento en que debe ingerirse un alimento. ¿Cuál es el modo correcto de cocer la pasta? La cocción de la pasta es un detalle al que, en ocasiones, no se le presta la atención necesaria. Para asegurarse de hacerlo bien, conviene seguir siempre las indicaciones del fabricante. Y es que el modo en el que se cocine la pasta influye en que esta sea fuente de energía lenta o todo lo contrario, que se convierta en un alimento rico en azúcares de fácil y rápida asimilación. Esto último explica que al poco tiempo de su consumo se vuelva a tener hambre. Para que la pasta sea una fuente excelente de hidratos de carbono complejos de absorción lenta ha de quedar cocida "al dente", es decir, cocida por fuera y semicruda en su interior. El modo apropiado de cocer la pasta es calentar un litro de agua con un chorrito de aceite por cada 100 gramos de pasta. En cuanto rompe a hervir el agua, se añade un puñado de sal y la pasta. Después se remueve de vez en cuando para lograr que quede suelta. Para saber si ha alcanzado este punto, se puede sacar de la cazuela un macarrón o un espagueti, partirlo por la mitad y comprobar si el interior queda algo cruda (de color diferente). En ese momento se retira del fuego y se escurre. ¿Es malo cocerla mucho? Hervir mucho la pasta hace que sus nutrientes se diluyan (por su mayor retención de agua). Por otra parte, una cocción más prolongada hace que sea más digerible (algo muy interesante para las pastas integrales en personas no habituadas a tomar mucha fibra) y existe la preocupación de que ello pueda generar más obesidad, debido a la mayor rapidez de absorción de sus carbohidratos. No obstante, el consenso de obesidad antes detallado señaló que no existen evidencias que permitan afirmar que la carga glucémica de la dieta se asocie a un incremento del peso corporal en adultos. Otras dudas a la hora de cocinarla La forma de la pasta, ¿es sólo cuestión de estética? La forma de la pasta no es casual: en función de ella, se presta mejor a unas u otras preparaciones y rinde más en cada una de ellas. Las de menor tamaño (fideos, lluvia, estrellitas...) se utilizan, por lo general, en sopas. Las cintas largas (espagueti o tallarines) o las hebras dan mejor resultado con salsas cremosas. La pasta tubular (macarrones, plumas...) gracias a su hueco interior almacena la salsa con la que se condimenta y "despierta" los paladares más exigentes. Las formas más extravagantes es mejor utilizarlas para ensaladas de pasta. Algunas de las formas son lo bastante grandes (conchas o gigantones) como para ser rellenadas y horneadas. Cuantas más curvas y más recovecos tenga la pasta, mejor combinará con preparaciones que incorporen trozos de carne, pescado o verduras. ¿Qué salsas van mejor con cada tipo de pasta? Por su forma y tamaño, hay pastas que casan mejor si se acompañan con una salsa que se adapte a ellas y potencie su sabor. De este modo: Para las pastas largas (tallarines, espaguetis, cintas): salsa de tomate o apenas especiada (napolitana), salteados de marisco (fruti di mare), salsa alioglio (ajo y aceite), carbonara ligera con nata y huevo ,o salsa pesto. Para las pastas tubulares (macarrones, plumas): opciones más contundentes, como salsa boloñesa, salsa carbonara con tocineta, salsa funghi, salteados con tocineta, bacón o salchichas con salsa de tomate o con bechamel. Para las formas grandes (conchas, regatones): potajes como la escudilla o salsa con verduras. También se pueden rellenar con foie o con setas y luego servir con una sala ligera o como guarnición. Para las formas pequeñas (fideos, estrellas): lo mejor es elaborar con ellas sopas, caldos y fideua.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/1753269/0/pasta/mitos/engorda/#xtor=AD-15&xts=467263
La pasta es uno de los alimentos preferidos de mayores y pequeños en España (y medio mundo). Puede encontrarse en cualquier restaurante y es muy fácil de preparar en casa. Y como ocurre cuando algo es tan popular, se trata de un alimento lleno de mitos y leyendas nutricionales que desde Consumer se encargan de aclarar. ¿La pasta engorda? Buena parte de la población cree que la pasta engorda. Nada más lejos de la realidad. El más reciente consenso de prevención y tratamiento de la obesidad, firmado por once sociedades españolas de nutrición, revisó a fondo esta cuestión y llegó a la conclusión de que las dietas con mayor contenido de carbohidratos complejos (como los contenidos en la pasta) se asocian con un menor peso corporal. Es más, aconseja incluir una importante presencia de carbohidratos para prevenir la obesidad. El contenido de carbohidratos complejos en la pasta seca asciende a casi el 75% de su peso, de ahí su importancia en toda dieta sana, sobre todo si se trata de pasta integral. ¿Es mejor comerla a mediodía o para cenar? Es fácil encontrar información que señala que los carbohidratos ingeridos por la noche aumentan la ganancia de peso, pero se trata de una creencia sin sostén científico. Ninguna guía dietética de referencia hace alusión (por falta de plausibilidad argumental) al momento en que debe ingerirse un alimento. ¿Cuál es el modo correcto de cocer la pasta? La cocción de la pasta es un detalle al que, en ocasiones, no se le presta la atención necesaria. Para asegurarse de hacerlo bien, conviene seguir siempre las indicaciones del fabricante. Y es que el modo en el que se cocine la pasta influye en que esta sea fuente de energía lenta o todo lo contrario, que se convierta en un alimento rico en azúcares de fácil y rápida asimilación. Esto último explica que al poco tiempo de su consumo se vuelva a tener hambre. Para que la pasta sea una fuente excelente de hidratos de carbono complejos de absorción lenta ha de quedar cocida "al dente", es decir, cocida por fuera y semicruda en su interior. El modo apropiado de cocer la pasta es calentar un litro de agua con un chorrito de aceite por cada 100 gramos de pasta. En cuanto rompe a hervir el agua, se añade un puñado de sal y la pasta. Después se remueve de vez en cuando para lograr que quede suelta. Para saber si ha alcanzado este punto, se puede sacar de la cazuela un macarrón o un espagueti, partirlo por la mitad y comprobar si el interior queda algo cruda (de color diferente). En ese momento se retira del fuego y se escurre. ¿Es malo cocerla mucho? Hervir mucho la pasta hace que sus nutrientes se diluyan (por su mayor retención de agua). Por otra parte, una cocción más prolongada hace que sea más digerible (algo muy interesante para las pastas integrales en personas no habituadas a tomar mucha fibra) y existe la preocupación de que ello pueda generar más obesidad, debido a la mayor rapidez de absorción de sus carbohidratos. No obstante, el consenso de obesidad antes detallado señaló que no existen evidencias que permitan afirmar que la carga glucémica de la dieta se asocie a un incremento del peso corporal en adultos. Otras dudas a la hora de cocinarla La forma de la pasta, ¿es sólo cuestión de estética? La forma de la pasta no es casual: en función de ella, se presta mejor a unas u otras preparaciones y rinde más en cada una de ellas. Las de menor tamaño (fideos, lluvia, estrellitas...) se utilizan, por lo general, en sopas. Las cintas largas (espagueti o tallarines) o las hebras dan mejor resultado con salsas cremosas. La pasta tubular (macarrones, plumas...) gracias a su hueco interior almacena la salsa con la que se condimenta y "despierta" los paladares más exigentes. Las formas más extravagantes es mejor utilizarlas para ensaladas de pasta. Algunas de las formas son lo bastante grandes (conchas o gigantones) como para ser rellenadas y horneadas. Cuantas más curvas y más recovecos tenga la pasta, mejor combinará con preparaciones que incorporen trozos de carne, pescado o verduras. ¿Qué salsas van mejor con cada tipo de pasta? Por su forma y tamaño, hay pastas que casan mejor si se acompañan con una salsa que se adapte a ellas y potencie su sabor. De este modo: Para las pastas largas (tallarines, espaguetis, cintas): salsa de tomate o apenas especiada (napolitana), salteados de marisco (fruti di mare), salsa alioglio (ajo y aceite), carbonara ligera con nata y huevo ,o salsa pesto. Para las pastas tubulares (macarrones, plumas): opciones más contundentes, como salsa boloñesa, salsa carbonara con tocineta, salsa funghi, salteados con tocineta, bacón o salchichas con salsa de tomate o con bechamel. Para las formas grandes (conchas, regatones): potajes como la escudilla o salsa con verduras. También se pueden rellenar con foie o con setas y luego servir con una sala ligera o como guarnición. Para las formas pequeñas (fideos, estrellas): lo mejor es elaborar

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/1753269/0/pasta/mitos/engorda/#xtor=AD-15&xts=467263


A la hora de elaborar un plato de pasta es conveniente tener en cuenta su tamaño y forma, pues hay salsas o preparaciones que se adaptan mejor a estos factores, potenciando su sabor.

A las pastas largas (tallarines, espaguetis, cintas)  le van bien las salsas de tomate o salsas poco especiadas (napolitanas), salteados de marisco (fruti di mare), salsa alioglio (ajo y aceite), carbonara o pesto.
A las pastas tubulares (macarrones, plumas) les van más las salsas tipo boloñesa, carbonara con tocineta, funghi, salteados con beicón o salchichas, con bechamel...
Las formas grandes (conchas, regatones) van bien en potajes como la escudella o salsa con verduras. También rellenas con foie o setas y luego servida con una salsa ligera como guarnición
Para las formas pequeñas (fideos, estrellas) lo mejor es elaborar con ellas sopas o fideuas

Los ricciarelle son una pasta larga y rizada a la que le va muy bien el acompañamiento que  lleva, cuya receta he tomado prestada de una revista.
Por su forma y tamaño, hay pastas que casan mejor si se acompañan con una salsa que se adapte a ellas y potencie su sabor. De este modo: Para las pastas largas (tallarines, espaguetis, cintas): salsa de tomate o apenas especiada (napolitana), salteados de marisco (fruti di mare), salsa alioglio (ajo y aceite), carbonara ligera con nata y huevo ,o salsa pesto. Para las pastas tubulares (macarrones, plumas): opciones más contundentes, como salsa boloñesa, salsa carbonara con tocineta, salsa funghi, salteados con tocineta, bacón o salchichas con salsa de tomate o con bechamel. Para las formas grandes (conchas, regatones): potajes como la escudilla o salsa con verduras. También se pueden rellenar con foie o con setas y luego servir con una sala ligera o como guarnición. Para las formas pequeñas (fideos, estrellas): lo mejor es elaborar con ellas sopas, caldos y fideua.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/1753269/0/pasta/mitos/engorda/#xtor=AD-15&xts=467263



INGREDIENTES:
  • 350 gr de Ricciarelle all´uovo 
  • 5 tomates maduros
  • 1 lata de anchoas en aceite (16 aproximadamente)
  • 1/2 lata de aceitunas (las puse rellenas de anchoas)
  • 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
  • 2 dientes de ajo
  • 2 ramitas de albahaca fresca (opcional)
  • sal
  • pimienta.




 




 ELABORACIÓN:

Cocemos la pasta en una cacerola con abundante agua y sal.

Mientras se cuece la pasta, lavamos y pelamos los tomates, eliminamos el pedúnculo y los troceamos.
Pelamos el ajo y lo picamos junto con las anchoas (Dejar algunas para decorar el plato)
Calentamos el aceite en una sartén, incorporamos la mezcla anterior y salteamos ligeramente, sin que llegue a dorarse.
Agregamos el tomate, salpimentamos y cocemos a fuego vivo un par de minutos. Reservamos.

Cuando la pasta esté al dente, escurrimos y mezclamos con el tomate. Añadimos las aceitunas y las hojas de albahaca (opcional) troceadas con la mano.

Regamos con un hilo de aceite de oliva virgen extra por encima. 


 




NOTAS:

He empleado este tipo de  pasta porque hace unos meses que  la trajo mi hija de Italia y me apetecía consumirla, pero podéis utilizar cintas, espagueti, tagliatelle, linguine...
Con las prisas de hacer la foto se me olvidó incorporar la albahaca. :( 
Podéis usar unas aceitunas sin relleno. En mi caso, como tenía un bote en la despensa, pensé que le vendrían bien al plato.




lunes, 7 de octubre de 2013

Tarta mousse de Nocilla





Si os digo: Leche, cacao, avellanas y azúcar. Seguro que en vuestra cabeza le habéis puesto la musiquilla del anuncio seguida de la palabra: Nocilla. Es uno de esos slóganes que se nos meten en la cabeza con ritmo, con impronta, porque ¿ a que no suena igual cacao, azúcar, leche y avellanas? No, no.

Tenía una celebración familiar, nada más y nada menos que el ochenta y dos cumpleaños de mi madre. Normalmente salimos a comer fuera de casa en los cumpleaños de mis padres, pero este año mi madre quiso agasajarnos a la familia y cocinó para once personas. No os podéis ni imaginar que variedad y cantidad de platos nos hizo, a pesar de que su salud no es muy buena. Es todo fortaleza y voluntad. Gracias mamá ;)

El caso es que ella no es nada repostera y  quise darle la sorpresa preparando la tarta (qué "bruji" es, me dijo que sabía que se la haría. La intuición de las madres nunca falla). Buscaba una tarta ligera, con la que no terminar la comida "reventados" y las mousse son para mi una buena apuesta, con una base fina de galletas, quedan muy bien y no resultan nada pesadas.
Acompañé las raciones con una bola de helado y  lo lamento, pero no quedó nada de la tarta, por lo que la foto del corte no fue posible hacerla, seguro que os la imagináis : D 
A los comensales les (nos) gustó muchísimo, espero que a vosotros también. 










INGREDIENTES:


Para hacer la base:
  • 300 gr de galletas chocolateadas 
  • 50 gr de mantequilla 
  •  2 cucharadas de Nocilla

Para hacer la mousse:
  • 400 gr de Nocilla
  • 5 láminas de gelatina
  • 400 ml de nata 35%MG
  • 100 ml de leche
  • 4 claras de huevo
  • una pizca de sal

Para decorar:
  • 300 ml de nata 35%M.G. 
  • 2 cucharadas de azúcar glas
  • 1 cucharada de cacao puro 

 


ELABORACIÓN:

Troceamos y picamos las galletas chocolateadas  con un robot de cocina o introduciéndolas en una bolsa de plástico y pasando un rodillo por encima.
Añadimos la mantequilla en punto pomada y mezclamos bien con las galletas trituradas.
Incorporamos un par de cucharadas de Nocilla, previamente calentada (30 segundos, en el microondas) y removemos hasta que nos quede bien mezclada con los otros ingredientes.

Untamos el molde con un poco de mantequilla y forramos con papel de hornear, el fondo y las paredes.
Vertemos la mezcla de galletas y la extendemos por la base del molde, ayudándonos con el dorso de una cuchara o el culo de un vaso para nivelarla.
Introducimos el molde en el congelador, mientras hacemos el resto de la receta.

Para hacer la mousse:

Ponemos a remojar las hojas de gelatina en agua fría, alrededor de 10 minutos.
Montamos la nata y reservamos en el frigorífico.
Montamos las claras a punto de nieve con un poco de sal y reservamos en el frigorífico.
Templamos la leche
Templamos la crema de cacao (un minuto más o menos, en el microondas)
Escurrimos muy bien las hojas de gelatina y las disolvemos en la leche templada. A continuación añadimos la crema de cacao templada y removemos hasta que quede bien mezclada.
Incorporamos a la mezcla la nata montada y mezclamos con movimientos envolventes hasta que quede una crema uniforme.
A continuación incorporamos las claras montadas a punto de nieve y , tal y como hemos hecho con la nata, mezclamos con movimientos envolventes de abajo a arriba, hasta que queda una crema uniforme.

Vertemos sobre la capa de galletas del molde y dejamos enfriar en la nevera al menos seis u ocho horas (es mejor hacerla de un día para otro)

Decoración:

Desmoldamos la tarta.

Montamos la nata con el azúcar glas y la introducimos en una manga pastelera. Hacemos pequeños montoncitos.
Con ayuda de un colador o tamizador añadimos cacao puro por encima.

Reservamos en el frigorífico hasta el momento de consumir.